En el intento de superar el déficit normativo o la subteorización de los procesos de subjetivación específicamente democráticos que carac-terizarían a ciertas perspectivas postestructuralistas, Aletta Norval de-fiende en esta obra "una versión perfeccionista procesal de la democracia y la identidad democrática" (p. 144) en el sentido ético-normativo otor-gado por Stanley Cavell, que también se encontraría en la democracia por-venir de Jacques Derrida. La lectura de Cavell sobre el perfeccionis-mo de Emerson le provee un punto de partida desde el que puede des-arrollar una propuesta normativa del carácter de la identificación demo-crática, conmensurable con los supuestos ontológicos del postestructura-lismo. En este recorrido, los escritos tardíos de Wittgenstein inspiran a la autora a prestar especial atención a la emergencia de las demandas surgi-das de las actividades ordinarias de la ciudadanía democrática, que al mismo tiempo van en contra del núcleo de las normas dominantes de reconocimiento de las demandas legítimas (p. 5-6).