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Arch.argent.pediatr 2005;103(5):444-449 / 444
Percepción de los alumnos de quinto año de
medicina sobre algunas de sus competencias clínicas
Dres. Jorge A. Buraschi*, Eduardo A. Duro*, María F. Buraschi*,
Lidia Marano de Sánchez* y Mirta L. de Vautier*
Educación médica
*Área Norte del
Departamento de
Pediatría, Facultad de
Medicina. Universidad
de Buenos Aires.
Correspondencia:
Dr. Jorge A. Buraschi
jburaschi@movi.com.ar
Aclaración de intereses:
No existió
apoyo financiero
para la realización
de este estudio.
RESUMEN
Introducción. Un grupo de docentes del Departa-
mento de Pediatría de la Facultad de Medicina,
dependiente de la Universidad de Buenos Aires
efectuó una investigación de tipo descriptivo entre
los alumnos de quinto año que cursan esta asigna-
tura, ya próximos al final de su carrera.
El objetivo fue conocer, mediante una encuesta, las
percepciones de los alumnos acerca de sus compe-
tencias y habilidades clínicas para realizar un exa-
men físico y ciertos procedimientos para determi-
nar el estado de salud de un paciente.
Población, material y métodos. Se definieron 71
maniobras y 30 procedimientos clínicos básicos
que se realizan con finalidad exploratoria,
diagnóstica o terapéutica y se propuso a los 80
alumnos que en marzo de 2003 ingresaban a
cursar Pediatría en las Unidades docentes del
área Norte del Departamento, responder en for-
ma anónima si se sentían capaces de efectuarlas
e interpretar los hallazgos.
Resultados. Expresados en porcentaje de respuestas
afirmativas, los resultados oscilaron entre el 100%
en la exploración de adenopatías axilares y el 18,75%
en el reconocimiento de un opistótonos. En la com-
petencia para realizar procedimientos básicos los
resultados oscilaron entre el 86,25% para la toma de
los pulsos periféricos y la tensión arterial y el 6,25%
para la prescripción de una indicación terapéutica.
Conclusiones: El trabajo muestra que en la percep-
ción de los estudiantes sometidos a la encuesta
existen graves deficiencias en sus competencias clí-
nicas para realizar un examen físico y determinar el
estado de salud de un paciente.
Palabras clave: habilidades y destrezas, competencias,
educación médica.
SUMMARY
Introduction. A group of teachers from the Pediatrics´
Department of the Medicine Faculty of Buenos Ai-
res University carried out a descriptive investigation
among fifth year students who attended to Pediatric
signature, proximate to the end of their medical
career. The objective was to know the perceptions of
the students about their competence, skills and
abilities to make a physical examination and certain
procedures, in order to determine the health status
of a patient.
Population, material and methods. 71 maneuvers and
30 basic clinical procedures which are made with
exploratory or therapeutic purposes were defined.
We proposed to 80 students who began their course
on Pediatrics in the Hospital Teaching Units of the
Northern Area of Pediatrics Department on March
2003, to anonymously answer of they felt that they
were able to perform these procedures and interpret
their findings.
Results. Expressed in percentage, the affirmative
answers varied between 100% in the exploration of
axillary’s lymph nodes to 18.75% in the recognition
of opistotonus. The result about their skills to
perform basic maneuvers varied between 86.25%
for the measurement of peripheral pulses and arterial
blood pressure to 6.25% for making a therapeutic
prescription.
Conclusions. The work showed that in the perception
of the students subjected to the survery severe
deficiencies in their competences, skills and abilities
to make a physical examination and to determine
the health status of a patient were observed.
Key words: abilities, skills, competences, medical
education.
INTRODUCCIÓN
Una de las preocupaciones frecuente-
mente observadas por los docentes es la
heterogeneidad y la insuficiencia obser-
vada en la formación práctica de los estu-
diantes al llegar a cursar Pediatría, ya en
los tramos finales de su carrera.
Ello reconoce una amplia variedad de
causas, entre otras, la plétora de alumnos,
la diversidad de lugares en que hicieron
su aprendizaje, la desigual disponibili-
Investigadores participantes: Dres. Silvana Folgueral, Liberato García, Lucía Guerra, Agustín Lasserre,
Pedro Mastropierro, Liliana Ortega, Roberto Passarino, Helena Plesko, Rubén Quinteros,
Jacqueline Spengler, Alberto Terziani, Susana Villa Nova y Carlos Needleman.
Unidades docentes del Área Norte del Departamento de Pediatría Facultad de Medicina UBA compuesta
por las Unidades docentes con sede en los hospitales “Juan A. Fernández” e “Ignacio Pirovano” de la
ciudad de Buenos Aires y “Bernardo Houssay”, “Carlos Gianantonio”, “Petrona V. de Cordero”,
“Magdalena V. de Martínez”, “Diego Thompson”, “Eva Perón”, “Manuel Belgrano”, “Carlos Bocalandro” y
“Raúl F. Larcade” de la provincia de Buenos Aires.
Percepción de los alumnos de quinto año de medicina sobre algunas de sus competencias clínicas / 445
dad de auxiliares docentes, así como la au-
sencia de una definición explícita de las com-
petencias que debe reunir un graduado.
Un trabajo de docentes de la Universidad
de Barcelona1 despertó el interés de los auto-
res porque permitió conocer la percepción
de los alumnos a punto de licenciarse, acerca
de sus competencias y habilidades clínicas
para enfrentar el desafío de la próxima gra-
duación. Ello llevó a planificar una investi-
gación de características parecidas en los
estudiantes de quinto año de Medicina de las
Unidades docentes del área Norte de la Fa-
cultad de Medicina (UBA) que permitiese un
diagnóstico inicial y una mejor adecuación
de la enseñanza.
El objetivo fue conocer sus percepciones
acerca de sus competencias y habilidades
clínicas, antes de cursar la materia Pediatría.
POBLACIÓN, MATERIAL Y METODOS
Se realizó un estudio descriptivo, obser-
vacional y transversal, mediante una encuesta
de propósito a los ochenta alumnos que en
marzo del año 2003, después de aprobar
Medicina I, ingresaron a cursar Pediatría en
las Unidades docentes hospitalarias del área
Norte del Departamento de Pediatría de la
Facultad de Medicina, dependiente de la
Universidad de Buenos Aires.
Se definieron 71 habilidades básicas de
exploración física que habilitan para hacer
un examen completo de un paciente, recono-
ciendo y valorando los signos hallados y 30
procedimientos clínicos que se realizan con
finalidad exploratoria, diagnóstica o tera-
péutica, respecto a los cuales cada alumno
debía responder en forma anónima y por
escrito: a) si se le había explicado cómo rea-
lizarlo; b) si lo había visto hacer; c) si lo había
practicado y d) si se creía capaz de realizarlo
e interpretar su resultado.
Para el presente trabajo solamente se tomó
en cuenta la alternativa d) por considerarla la
expresión más elocuente del nivel de prácti-
ca alcanzado.
No se incluyeron otras habilidades, como
la capacidad de realizar una historia clínica
apropiada y las relacionadas con el razona-
miento clínico, por exceder el propósito del
trabajo y no adaptarse a la metodología de
una encuesta.
Por las características del trabajo no se
estableció un “grupo control”.
RESULTADOS
En la Tabla 1 se detalla, para cada una de las
habilidades, el porcentaje de alumnos que se
sentían capaces de practicar con autonomía la
maniobra e interpretar su resultado.
Ese porcentaje osciló entre el 100% (ex-
plorar adenopatías axilares) y el 18,75% (re-
conocer un opistótonos).
La Tabla 2 muestra los porcentajes de las
respuestas relativas a los procedimientos,
que varían desde el 75% (extracción de cuer-
pos extraños superficiales del ojo, garganta,
fosas nasales y laringe), al 6,25% (prescrip-
ción de una indicación terapéutica).
La Tabla 3 agrupa los signos y maniobras
según la gravedad clínica, mostrando la per-
cepción de los alumnos sobre la capacidad
de reconocerlos. Los resultados señalan que
en ningún caso se alcanzó el máximo posible.
La toma de los pulsos periféricos y la tensión
arterial obtuvo el mayor resultado positivo
(86,25%), en tanto el mínimo correspondió a
la interpretación del opistótonos (18,75%).
CONCLUSIONES
El estudio muestra que, en la percepción
de este grupo de estudiantes, existen defi-
ciencias graves con respecto a sus competen-
cias para efectuar un examen físico y ciertos
procedimientos básicos para determinar el
estado de salud de un paciente.
DISCUSIÓN
Tanto la Declaración de Edimburgo2 como
las Cumbres Mundiales de Educación Médi-
ca, propiciadas por la World Federation for
Medical Education (WFME) y la Organiza-
ción Mundial de la Salud (OMS), han definido
nuevas estrategias y postulados educativos,
cuya aplicación está en pleno desarrollo en los
países más avanzados en educación médica.
Existe consenso en cuanto a la convenien-
cia de que las instituciones docentes definan
claramente los objetivos de aprendizaje de
sus alumnos y las competencias que deben
adquirir para obtener su graduación. Tales
definiciones proporcionan la indudable con-
veniencia de delimitar claramente la activi-
dad docente y facilitar su evaluación, así como
para que los estudiantes sepan qué se espera
de ellos y puedan esforzarse por adquirirlo.
Se habla, así, de la educación basada en el
producto o en los resultados (“outcome-
oriented-education”).3
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TABLA 1. Percepción de los alumnos sobre la capacidad de realizar e interpretar las habilidades (expresadas en porcentaje en
orden decreciente)
Explorar adenopatías axilares 100,00
Edema 87,50
Tomar el pulso y la presión arterial 86,25
Ictericia 85,00
Hematomas 82,50
Palidez 80,00
Reconocer roncus 80,00
Reconocer sibilancias 80,00
Realizar y valorar la puño-percusión lumbar 80,00
Percutir el abdomen 80,00
Tomar el pulso arterial periférico 78,75
Percutir el tórax 77,50
Explorar la orientación temporoespacial 77,50
Reconocer asimetrías torácicas 76,25
Cianosis 75,00
Valorar una dinámica respiratoria insuficiente (disnea) 72,50
Palpar las vibraciones vocales 72,50
Explorar y valorar si hay adenopatías cervicales 71,25
Fuerza muscular 70,00
Valorar la frecuencia y el tipo de respiración 68,75
Auscultar los ruidos cardíacos normales 67,50
Reflejos 67,50
Palpar el hígado y detectar una hepatomegalia 66,25
Valorar un edema 65,00
Valorar sensibilidad táctil, dolorosa y vibratoria 65,00
Telangiectasias 63,75
Valorar asimetrías abdominales 63,75
Reconocer la contractura y la defensa abdominal 63,75
Reconocer una insuficiencia cardíaca 62,50
Campo visual 62,50
Estertores 61,25
Detectar circulación colateral 61,25
Valorar el estado de conciencia 61,25
Valorar el peristaltismo abdominal 60,00
Lesiones cutáneas elementales 58,75
Explorar glándula tiroides 58,75
Reconocer si existe ascitis 58,75
Explorar pupilas, párpados y conjuntivas 57,50
Localizar los focos de auscultación cardíaca 57,50
Explorar el signo de Blumberg 57,50
Explorar el llenado capilar 56,25
Explorar el lenguaje 53,75
Palpar el bazo y reconocer una esplenomegalia 52,50
Reconocer la rigidez meníngea 52,50
Palpar un frémito 51,25
Angiomas 48,75
Púrpura 48,75
Explorar adenomegalias inguinales 48,75
Reconocer si existe un globo vesical 47,50
Reconocer hernias umbilical e inguinal 46,25
Nistagmo 46,25
Reconocer estrabismo 45,00
Audición 45,00
Agudeza visual 45,00
Explorar la movilidad de los distintos segmentos corporales 42,50
Reconocer un soplo tubárico 40,00
Reconocer un shock cardiovascular 37,50
Hacer una exploración visual de vulva y vagina 37,50
Reconocer y evaluar una cifosis 37,50
Derrame articular 37,50
Reconocer roce pleural 36,25
Conocer la técnica del tacto rectal 36,25
Escoliosis 35,00
Deformidad del pie 30,00
Signo de Lasegue 28,75
Genu varo 27,50
Genu valgo 27,50
Hacer una exploración de pene, saco escrotal y testículos 26,25
Auscultar un soplo y definirlo 22,50
Auscultar un roce 20,00
Opistótonos 18,75
%%
Percepción de los alumnos de quinto año de medicina sobre algunas de sus competencias clínicas / 447
TABLA 3. Percepción de los alumnos sobre su capacidad de reconocer signos de gravedad en un paciente
(expresadas en porcentaje, en orden decreciente)
Ítem Se sienten capaces de reconocer
n: 80 %
Pulso y tensión arterial 69 86,25
Sibilancias 64 80,00
Dinámica respiratoria insuficiente 58 72,50
Contractura y defensa abdominal 51 63,75
Insuficiencia cardíaca 50 62,50
Valoración del estado de conciencia 49 61,25
Llenado capilar 47 58,75
Signo de Blumberg 46 57,50
Rigidez meníngea 42 52,50
Shock cardiovascular 31 38,75
Opistótonos 15 18,75
TABLA 2. Percepción de los alumnos sobre la capacidad de realizar e interpretar las destrezas adquiridas
(expresadas en porcentaje, en orden decreciente)
%%
Extracción de cuerpos extraños 75,00
Taponamiento anterior de una epistaxis 70,00
Intubación traqueal 66,25
Punción venosa y colocación de vía intravenosa 58,75
Punción lumbar 56,25
Toracocentesis y drenaje pleural 55,00
Pruebas funcionales respiratorias 55,00
Colocación de sonda nasogástrica 53,75
Colocación de sonda rectal 48,75
Colocación de sonda vesical 47,50
Recolección de muestras 45,00
Asepsia de heridas simples 43,75
Sutura de heridas simples 41,25
Mantener permeable la vía aérea 40,00
Reanimación cardiopulmonar básica 37,50
Exploración del llenado capilar en el lecho ungueal 35,00
Interpretación de un electrocardiograma 35,00
Interpretación de una radiografía simple de tórax 32,50
Interpretación de una radiografía simple de abdomen 30,00
Exploración otoscópica 28,75
Exploración de senos paranasales 28,75
Utilizar inhaladores y aerosoles 28,75
Preparación de una nebulización 25,15
Administrar inyectables intramusculares 18,75
Administrar inyectables subcutáneos 16,25
Administrar inyectables intradérmicos 13,75
Preparación de una solución hidroelectrolítica 11,25
Interpretar un examen de laboratorio de sangre 08,75
Interpretar un examen de laboratorio de orina 07,50
Prescripción de una indicación terapéutica 06,25
La educación basada en las competencias
finales o en el producto final, desarrollada
por Harden (Dundee, Escocia, RU)4 en cola-
boración con las otras facultades de medici-
na de Escocia, "no es un nuevo concepto ni
una fase de la tecnología educativa. De he-
cho, puede aplicarse a todas las etapas del
proceso formativo, desde la educación pri-
maria hasta la formación de posgrado. Pone
énfasis en el producto final y define lo que
habrá de exigir al alumnado al final del pro-
ceso educativo, pero no establece cómo ha de
enseñar el profesorado ni cómo ha de apren-
der el alumnado. Las competencias finales
determinan aquello que se ha de enseñar y
ayudan a identificar aquello que es esencial.
Tener una idea clara de las competencias
finales deseadas no significa, en ningún caso,
ser rígido en la metodología docente que se
ha de utilizar", expresa el Grupo de Innova-
ción y Excelencia docente de la Universidad
de Barcelona.5
Desde que a principios del siglo pasado
Abraham Flexner sentara las bases de su
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visión de la enseñanza de la medicina, la
educación médica ha atraído un considera-
ble interés de parte de muchos de sus profe-
sionales y docentes, así como de sanitaristas,
pedagogos, antropólogos e investigadores
sociales, que han enriquecido su significado.
La concepción actual es que el aprendiza-
je no debe limitarse a una transmisión de
contenidos sino que debe abarcar el conoci-
miento del significado y las limitaciones del
saber científico, para poder definir los debe-
res éticos de la medicina para con la sociedad
que la sostiene.
“Consecuentemente, desde organismos
acreditados se demanda a las facultades de
medicina que su actividad educativa se vea
impregnada de la responsabilidad que la
sociedad debe exigir con toda legitimidad;
este concepto incluye los criterios de perti-
nencia, calidad, eficiencia y equidad que
deben presidir la educación médica”.6
El sistema de las residencias médicas pro-
piciado por Flexner constituye un excelente
recurso para la formación en servicio del
médico recién graduado. Por desgracia, en
nuestro país menos del 20% de los egresados
de las facultades de medicina accede a ese
sistema; el resto ingresa a la vida profesional
sólo con el bagaje de conocimientos adquiri-
do durante sus estudios de grado.
Por otra parte, hasta la fecha son escasas
las facultades de medicina que han logrado
ajustar el ingreso de estudiantes a las necesi-
dades de la sociedad y a su propia capacidad
de proveer un aprendizaje adecuado a las
competencias que les requerirá el ejercicio
profesional, con garantías para sus pacientes
y para ellos mismos. Su resultado es una
plétora de médicos, provistos de buena for-
mación teórica y escasa formación práctica.
La necesidad de conocer con la mayor
exactitud posible la relación entre los logros
esperados, los esfuerzos y recursos utiliza-
dos y los resultados obtenidos debe ser una
preocupación constante en la educación del
estudiante de medicina.
Ello exige fijar metas y objetivos explíci-
tos, así como estrategias de verificación,
que permitan establecer discrepancias en-
tre unas y otras y, si fuese necesario,
reformularlas para adecuar el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
La limitada formación práctica de los es-
tudiantes dificulta la adecuada jerarquiza-
ción e integración de los conocimientos que
reciben durante la carrera. Ello constituye
una seria dificultad en la adquisición del
criterio médico que deberán aplicar para
enfrentar el desafío que implica el cuidado
de la salud de un ser humano.
Los alumnos encuestados muestran poder
reconocer signos aislados de patología, pero
se observa que no han hecho una jerarquiza-
ción de ellos en función de la gravedad que
pueden entrañar para el paciente, ni han rea-
lizado el análisis de los componentes de un
síndrome, por ejemplo “insuficiencia cardía-
ca” o “shock cardiovascular”.
A ello se refiere H. Schmidt7 cuando dice:
“Poseen información pero no saben usarla”.
Las causas son variadas: la cantidad des-
medida de alumnos en las materias del ciclo
biomédico, la falta de aplicación y ejercita-
ción de la información para contribuir a trans-
formarla en conocimiento significativo, la
breve duración de los cursos de algunas
materias que aportan la práctica en el ciclo
bioclínico, la ausencia o insuficiencia de la
función tutorial de los docentes, las evalua-
ciones inadecuadas, etc.
Se podría afirmar que todos esos elemen-
tos juegan un papel significativo en el resul-
tado, en proporciones variables para dife-
rentes grupos de alumnos.
El presente trabajo pone en evidencia –no
obstante el sesgo representado por la mues-
tra sectorizada de la población encuestada–
una situación inquietante. No existen, en
nuestro conocimiento, otros trabajos con los
que se puedan comparar resultados ni se
presta para ello el efectuado en Barcelona
por Pales y colaboradores, ya que se hizo en
estudiantes que habían finalizado el estudio
de grado. A pesar de ello, permite una visión
de la realidad que debería ser tenida en cuen-
ta para orientar las acciones a emprender
durante el curso de Pediatría y la pasantía en
el Internado Anual Rotatorio.
La situación es pasible de ser corregida si
se toman las medidas apropiadas, aun reco-
nociendo que el exceso de estudiantes pone
a prueba en muchos casos las intenciones y
esfuerzos del personal docente.
Consideramos imperioso integrar grupos
de trabajo con miembros de materias afines
para unificar criterios y realizar los ajustes
necesarios, ya que los aprendizajes impres-
cindibles para la vida profesional se adquie-
Percepción de los alumnos de quinto año de medicina sobre algunas de sus competencias clínicas / 449
ren en diversas asignaturas. Será la coheren-
cia de la práctica a cumplir en cada una de
ellas la que los estructurará y proporcionará
la eficiencia final necesaria.
Por todo ello es necesario señalar la nece-
sidad de que la Facultad de Medicina defina
de manera concreta las habilidades de explo-
ración física y los procedimientos clínicos
básicos que sus alumnos deberán adquirir a
lo largo de la carrera. Éstos, al igual que los
correspondientes a las áreas cognitiva y
afectiva, deberán ser conocidos por el estu-
diante y el profesorado.
BIBLIOGRAFÍA
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damentos y descripciones. Educación Médica: de-
safíos y tendencias. Buenos Aires; AFACIMERA,
1998, Módulo 4.
FE DE ERRATAS
En el “Consenso sobre factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en pediatría, tema:
Hipercolesterolemia” publicado en Arch.argent.pediatr 2005;103 (4): 358-366, se aclara que el
autor de la bibliografía Nº16 es Paterno CA.
En el artículo sobre “Alteraciones alimentarias en niños y adolescentes argentinos que concurren
al consultorio del pediatra”, publicado en Arch.argent.pediatr 2005; 103 (4) 305-316 en la nómina
de pediatras que participaron debe decir Scaiola E.