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Las leyes fundamentales de la estupidez humana

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La humanidad se encuentra -y sobre esto el acuerdo es unánime- en un estado deprorable. Ahora bien, no se trata de ninguna novedad. Si uno se atreve a mirar hacia atrás, se da cuenta de que siempre ha estado en una situación deprorable. El pesado fardo de desdichas y miserias que los seres humanos deben soportar, ya sea como individuos o como miembros de la sociedad organizada, es básicamente el resultado del modo extremadamente improbable -y me atrevería a decir estúpido- como fue organizada la vida desde sus comienzos.
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... Por citar algunos ejemplos, en su célebre texto sobre las leyes de la estupidez (Le leggi fondamentali della stupidità umana, originalmente publicado en 1988), Carlo Cipolla no solo establecía la difusión, distribución, elevada probabilidad y carácter sobreabundante de la estupidez humana, así como nos recordaba la peligrosidad incalculable de los estúpidos, sobre todo cuando ocupan posiciones de poder o autoridad. Además, Cipolla presentaba una teoría consecuencial y utilitarista de la estupidez, en virtud de la cual los estúpidos (stupidi) lo son porque en sus acciones y omisiones solo obtienen pérdidas o no ganan nada, y generan pérdidas o daño personal a los demás; de ese modo, se distinguen tanto de los ingenuos o incautos (sprovveduti), que sufren pérdidas personales en beneficio de otros, como de los malvados (banditi), que obtienen ventajas personales a costa de los demás y, por supuesto, de los inteligentes (intelligenti), que combinan la ganancia propia con la ventaja ajena (Cipolla, 1996). En el caso de Aaron James, sus textos sobre las características del imbécil (asshole) nos presentan la imbecilidad como un rasgo estable de personalidad que reúne una serie de condiciones: (a) el imbécil se arroga sistemáticamente una serie de ventajas particulares en las relaciones sociales; (b) tiene como motivación el firme convencimiento, aunque sea errado e injustificable, de que está en su pleno derecho y es especial; finalmente, se siente inmune ante las quejas y protestas de las demás personas. ...
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Although there are valuable essays and studies in the social sciences on stupidity, the different forms of lack of human intelligence are best conceived when they are associated with the lexicon and discourses of intellectual denigration in a specific idiomatic setting such as the modern Spanish-speaking community. In this study, a lexicographic analysis of the frequencies of the main explicit terms of intellectual denigration (necio, tonto, ignorante, estúpido, bobo, idiota, imbécil and insensato) is carried out in the CORDE and CREA corpus, from 15th to 20th century. Furthermore, we qualitatively analyze the definitions of the lexicon of intellectual denigration in some modern dictionaries, and we interpret the representative discourses in which that vocabulary acquires meaning. As a result, a shift in lexicons and discourses of intellectual denigration is observed, which we could characterize as a psychologization or mentalization of intellectual incapacity, as well as a transition from moral discourse to medical-legal discourse
... El primero fue que algunos científicos sociales "descubrieron" lo que los marineros ya sabían desde finales del siglo xvi: que el planeta era redondo y que el mundo es una unidad. En otras palabras, "descubrieron" la globalización (Hunt, 2014: 46), un fenómeno que de cierta manera existía desde, por lo menos, hacía cuatro siglos. 1 Notar cuestiones como ésta debería servir para enfatizar que los científicos sociales somos, muchas veces, cortos de vista (Sorokin, 1956;Andreski, 1973;Cipolla, 1991), ya que frecuentemente problemáticas importantes pasan frente a nuestros ojos, mientras discutimos asuntos más bien evanescentes -e.g., "¿es la modernidad líquida?", "¿vivimos en una era del vacío?"-; en tanto, fenómenos más sustanciales (aquellos que estructuran y determinan las condiciones de la supervivencia y reproducción material humana) suceden frente a nuestros ojos y no tenemos idea de cuán relevantes son. 2 En estos años inició un movimiento interesante en la historia, lo que se ha llamado la "historia global", con la que se ha emprendido una relectura de las historias nacionales en clave mundial, por ejemplo Bender (2006), y con esto llegó una necesaria y refrescante crítica al "nacionalismo metodológico", esa tentación de tomar al Estado-nación como la unidad por default para hacer análisis en ciencias sociales. Fue también la era de los post-, que sigue viva hasta el día de hoy. ...
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p>Este artículo reflexiona sobre cambios visibles —y algunas tendencias ocultas— en las ciencias sociales desde el fin de la Guerra Fría hasta la segunda década del siglo XXI. Se toman como puntos de articulación tres eventos geopolíticos y las respectivas inquietudes intelectuales que se han producido en este campo de conocimiento. Primero, la caída del Muro de Berlín y lo que fue conocido como el “fin de la historia”. Segundo, la destrucción de las Torres Gemelas en los ataques terroristas en Manhattan y lo que llamaron el “choque de civilizaciones”. Tercero, el referéndum del Brexit y la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, que conllevó al surgimiento de un “populismo antiglobalista”. De cada uno de estos tres episodios propongo una lección para mejorar nuestras prácticas contemporáneas en nuestras disciplinas.</p
... Moral competence is, therefore, the ability to recognize that a particular problem requires a moral response and to be able to decide which, of all the possible solutions, is the most appropriate [17]. A response that, from a political point of view, can also be considered more or less intelligent [18], depending on who it benefits or harms. ...
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The citizenship’s distrust of politicians clashes with the absence of research of politicians’ moral competence, which is a challenge to positive psychology. The objective of this work, approved by the Spanish Federation of Municipalities and Provinces, is to measure, for the first time, the moral competence of Spanish councilors and to explore its relationship with different independent variables. A sample of 625 councilors from all the territories of the country completed a questionnaire that includes the Moral Competence Test Moral Competence Test. Estimation parameters and hypothesis contrast methods were used for the statistical analysis of the obtained data. The results indicate that most of the Spanish councilors in the sample have low moral competence, which does not depend on any of the variables contemplated in the study. Councilors with high moral competence represent only 3.7%, with a profile corresponding more closely to that of people under 45 years of age, with university training, professionally linked to the private services sector, and dedicated exclusively to politics in a Town Hall.
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This paper proposes a definition of populism from the distinction made by Karl R. Popper between the concepts of open and closed society, considering globalization as a new formulation of the open society and populism as a new reaction to the closed society. Popper conceives the open society as a tolerant and pluralist one, whereas the closed society is the opposite and tends to take place as a response to the first one. For Popper, the closed society has taken various forms throughout history, including both the platonic aristocratic reaction to the Athenian democracy and the Nazi totalitarianism reaction to Weimar democracy. It is here argued that it is possible to define populism based on the three elements that characterize closed societies according to Popper: historicism, collectivism and anti-rationalism. Populism can be understood as a political ideology opposed to liberal democracy, which arises as a response to some consequences of the development of contemporary liberal democratic societies, particularly as a reaction to the phenomenon of globalization. Taking globalization as the contemporary open society, populism can thus be defined as the current closed society.
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