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Se sabe que Aglaónice o Aglaoniké (Ἀγλαονίκη) de Tesalia vivió en el siglo II A.C. No se ha conservado ninguno de sus trabajos y las referencias que nos han llegado de ella han sido a través de un comentario sobre La argonáutica de Apolonio de Rodas 2 (295 a. C.-215 a. C.) y de Plutarco (46-120 d.C.). Por Plutarco se sabe que fue hija de Hégetor de Tesalia, aunque otros historiadores sostienen que era hija de Hegemón. Se la considera la primera mujer astrónoma de la Antigua Grecia. Al igual que otras "brujas de Tesalia" sus conocimientos astronómicos le permitían anticipar un eclipse de Luna y argumentar que ella era capaz de esconderla.
El texto, que será uno de los capítulos de mi próximo libro "Mujeres en la Ciencia", analiza las escasas ocurrencias de eclipses lunares totales y sus posibles causas.
El presente texto describe uno de los tantos casos en los que, por una cuestión de género, el trabajo científico de una mujer no ha sido suficientemente valorado. En el año 1872, el Profesor Julius Wiesner publicó un libro sobre varios trabajos de su especialidad, la Microscopía, en uno de los cuales una médica rusa, — Marie von Manassein, Maria Manasseina o Marie de Manacéine, como fue conocida en distintos países europeos, — docente en la Universidad de San Petersburgo, describió sus experimentos tratando de comprobar si la fermentación alcohólica podía efectuarse aún sin la presencia de células vivas. Al cabo de seis meses, luego de múltiples ensayos y observaciones microscópicas, pudo detectar la producción de alcohol, acompañada por la evolución de dióxido de carbono, en recintos donde, por las altas temperaturas a las que habían sido sometidas, — hasta 15 minutos a 308 ºC, — las células de levadura estaban muertas, la mayoría carbonizadas. Su trabajo no tuvo la trascendencia científica que merecía ya que con sus resultados ella había refutado empíricamente la llamada Teoría vitalista, teoría que desde principios del siglo XVIII sostenía que ciertas sustancias que, encontrándose en la Naturaleza, tenían una estructura química tan compleja que sólo podrían se producidas por organismos vivientes mediante lo que se llamaba entonces "impulso vital".
En 1897, el químico alemán Eduard Alois Buchner puso en práctica un método consistente en triturar la levadura de cerveza, filtrar y con el filtrado producir la fermentación alcohólica. Sus resultados experimentales fueron publicados por la Sociedad Química Alemana en enero de 1897.
La Dra. von Manassein se enteró del trabajo del Profesor Buchner recién en 1898, por lo que envió una carta a la Sociedad Química Alemana relatando los experimentos que había realizado 26 años antes y los detalles de su publicación.
A pesar de la existencia de una controversia acerca de la prioridad en ese descubrimiento, la Sociedad no nombró un investigador imparcial para que resuelva la disputa mediante la reproducción de los experimentos, sino que le giró el reclamo al propio Profesor Buchner quien, en un texto de dos carillas, descalificó los resultados experimentales con argumentos intrascendentes, sin reparar que el reclamo se asentaba en que la fermentación se había realizado a pesar de que las células estaban muertas.
La respuesta de Eduard Buchner fue rápidamente aceptada por la Sociedad Química Alemana y el reclamo de von Manassein fue rechazado.
La importancia de la comprobación, queda patentizada por el otorgamiento a Eduard Buchner del Premio Nobel de Química 1907 por su trabajo.